martes, 23 de diciembre de 2008

Por amor

Inspirado en un caso particular...


Ya no puedo contabilizar la cantidad de veces que vi la película "Corazón Valiente" protagonizada y dirigida por Mel Gibson. Pero ayer que agarré solamente el final, me pasó algo mucho más fuerte que en el resto de las ocasiones, y consecuencia de esa sensación seguramente haya surgido esta necesidad de escribir y contar lo que me sucedió.
Cuando William Walace (protagonista de la película) caé en manos de los ingleses y es torturado, su final ya estaba más que anunciado, pero lo sorpresivo es el detalle de la palabra que se le quiere sacar con dicho metodo. Todos los que ahí estaban querían ver como el valiente guerrero de un enorme corazón iba a rendirse a merced del Rey para pedir perdón y con el último aliento que le queda Walace pronuncia una sola y última palabra... Grita a los cuatro vientos "libertad". Luego su posterior decapitación.
La palabra libertad en ese contexto histórico de independencia tenía muchos sinómimos, el principal amor. Esas guerras estaban motivadas por el amor, pensadas para tener una vida distinta, sin tantas restricciones en el futuro y sin un interés mayor que el de vivir como el pueblo escocés seguramente merecía. Las guerras eran amor, convicción, idealismo de un modelo de vida justo para pueblos enteros. Pero las guerras del siglo XXI son muy distintas, algunos esconden sus fines en ideas de libertad y de ayuda cuando en realidad les interesa el petroléo, otros pelean para ver quien se queda con la porción más grande de la torta y no necesitan más que el resto. Lo cierto es que la gran mayoria es algo que cada vez parece más irrisorio, ahora abunda el individualismo, se avanza desparejo, algunos sí, otro maso menos y el tercer grupo y el más perjudicado no avanza.
Estamos en crisis, por querer correr solos una carrera que se corre de a millones. Quizás el delegar las cuestiones que antes nos pertenecían nos hizo perder un poco ese contacto con lo natural, con lo cotidiano, en definitiva todos perdimos un poco de amor.

"Los textos mejores escritos no son los que respetan los estilos periodísticos, son los que dejan algo", Nicolás Geninatti.